MISCELÁNEA
Hoy lo vas a conseguir
Llevas bastantes horas de ayuno, y puedo ver qué es lo que piensas y cómo te sientes.
Puede que ahora lo que sientas y lo que piensas no te esté ayudando en tu objetivo de ayuno. Quizás tus pensamientos te estén saboteando, haciendo que mires códigos promocionales de algún tipo de establecimiento de comida basura, o planteándote comer algo para empezar mañana.
¿Pero qué te extraña? Estás ayunando y tienes hambre. Has decidido dejar de comer durante un tiempo, debes aceptar que el hambre es parte de este proceso.
Oh, claro, tú esto ya lo sabías. Imaginaste que ibas a pasar hambre, seguramente tu ya has pasado hambre en otros ayunos, o cuando seguiste aquella dieta. Pero pensar en ello era otra cosa, ahora lo estás sintiendo, y sentirlo es diferente.
Porque conocer algo y experimentar algo, no es lo mismo.
Cuando pensaste en completar este ayuno, tus pensamientos estaban puestos, muy probablemente, en la última comida que hiciste, en que ya no cabes en ese pantalón, o en qué quieres hacer esas marcas deportivas. Tus pensamientos no estaban centrados en comida.
Puede que ahora los pensamientos que te asaltan se hayan disfrazado de críticos, puede que hagan ver que solo quieren mejorar tu método, y que alcances los objetivos de otra manera más eficaz. Pero en el fondo de tu ser sabes que no es cierto, no existe otra manera más eficaz, por eso planeaste tu ayuno.
Puede ser incluso que esta falsa crítica, que es solo una excusa para comer, haya sido empujada por tus familiares, amigos o compañeros. Ellos te han dicho que tampoco estás tan mal, que hoy es un día especial, y que no va a pasar nada porque comas algo.
Al final, puede que hasta tus pensamientos decidan ser radicales, y con el único objetivo de comer, empezar a sembrar la idea en ti de que el ayuno que estás realizando ahora es una estupidez.
Tu mente te empuja a ello, está poniendo todas sus herramientas al servicio de boicotear el ayuno, porqué tienes la glucosa baja, has aprendido a comer a ciertas horas…tu cuerpo se resiste a que pierdas toda esa grasa, se resiste a iniciar los procesos de autofagia. Por eso no para de recordarte que tienes esas patatas fritas en la despensa, que hoy caducaban esas hamburguesas, que al fin y al cabo no son tan malas…pues son de pollo. O que ya que tu colega te ha traído cervezas, podrías unirte a la fiesta y empezar mañana el ayuno.
Vamos, el ayuno es una locura, ves al refrigerador, abre ese helado de brownie y manteca de cacahuete y cómetelo. Acaba con esta temeridad. Tu mente no para de gritarte que lo hagas.
Pero no le vas a hacer caso. No vas a darle ni un poco de atención a esos pensamientos, que caóticamente te invaden y pretenden sabotearte. Míralos pasar, incluso contémplalos sabiendo que son solo tus hormonas y neurotransmisores resistiéndose al cambio que tú has elegido para ser mejor. No olvides porqué estás ayunando.
Recuerda porqué estás ayunando. Debe ser un motivo importante, uno que te hará ser mejor. Puede que te hayas cansado de tus problemas de salud y hayas decidido atajarlos mediante el ayuno, entre otros métodos. Puede que busques un rendimiento mental extra para aprobar esos exámenes tan difíciles, o puede que quieras perder grasa para lucir tu imponente masa muscular. Trae ese objetivo a tus pensamientos ahora. Concéntrate en él.
Y cuando lo tengas en tu mente, visualízate cumpliéndolo.
Primero visualízate cumpliendo tu objetivo de ayuno, el que te marcaste originalmente, completo. Luego visualizarás el impacto que ha tenido en tu vida cumplir ese objetivo. Te puedes ver en el futuro inmediato lleno de energía, fuerte, con un cuerpo estético y proporcionado, con una mente ágil y clara. ¿Lo sientes?
¿Cómo podrías usar tu nuevo yo para ayudar a los demás? Podrías dar más de ti, podrías ser mejor para quien te rodea, podrías aportar más al mundo. Y sobretodo podrías disfrutar más de tu vida.
Visualízate aún más adelante, mucho más adelante con 80 años. Tienes una vejez sana, caminas reciamente y sin tambalearte, tienes la mente afilada y perspicaz. Tus familiares gozan de tu experiencia e incluso sigues dando esos paseos de infinidad de horas, que comenzaste a realizar cuando ayunabas al principio. ¿Qué se siente al ser anciano y mantenerse sano?
Has comprendido que la salud es lo más importante de la vida, no puede existir nada sin salud. No importa la cantidad de años que vivas, importa la calidad con la que los vivas.
Disfruta de tu imagen del futuro, de una persona anciana y sana, llena de vitalidad, que continúa aportando al mundo que le rodea con su sabiduría, mientras disfruta de lo que la vida le regala. En tu imagen debes verte rodeado de las personas que quieres, o que querrás, haciendo algo que te gustaría hacer llegado el momento. Puede que con tu pareja en una playa, caminando por la arena, ambos totalmente sanos e incluso atléticos. Disfruta de ese momento.
Ahora vuelve a tus pensamientos sobre comida, al presente. Puede que te hayas olvidado de ellos durante un rato. Volverán muchas veces más, nunca dejarán de hacerlo. Pero tienes el poder de ignorarlos, de no concentrarte en ellos, de mantener tu mente fija en tus objetivos y en el beneficio que obtendrás de ellos.
Puede incluso que tengas hambre, se habrá ido un poco, pero también volverá. Pero a quién le importa? Crees que ese helado de la nevera compensa una vida de plenitud, energía y felicidad? Vuelve a imaginarte anciano y sano, con las personas a las que amas, haciendo las cosas que te gustan, feliz, alegre, independiente. Ese va a ser el desenlace de esta historia.
Vuelve a prestar atención a tu estómago y a tu hambre. ¿De verdad valen la pena esos diez minutos de placer, por toda una vida de felicidad?
Decide qué importa más.
Nota: Puedes convertir este texto en tu refugio cuando ayunes. Grábate leyéndolo, o haz uno parecido. Respeta las pausas dónde hagas las visualizaciones, e incluso incorpora una música relajante.